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¿Por qué no podemos darnos el capricho que muchos famosos se dan a diario?. Subirnos a bordo de un barco para celebrar nuestra boda, es una idea más que apetecible. En verano, cuando las altas temperaturas apenas nos dejan conciliar el sueño, qué mejor que irse a la playa, subirse a un hermoso barco y que la brisa del mar haga el resto.
Será una boda, aparte de original, muy romántica y que hoy en día no nos dará muchos quebraderos de cabeza porque hay empresas que se encargan de todo: el alquiler del barco, el catering e incluso toda la decoración para que no nos falte de nada.
Desde yates a veleros que tienen una capacidad desde doce personas hasta casi trescientas. Un catamarán, por ejemplo, cuenta con servicio de varios menús, pero si es cierto, que lo que se acostumbra es una especie de buffet libre o bandeja pasada, para que la gente pueda estar en las distintas partes observando la belleza del mar y sobre todo, para poder aprovechar más las instalaciones de las que disponemos.
Solo una recomendación: no hay que olvidarse de las pastillas para el mareo, por lo que pueda pasar y para que el día sea redondo. Que nada nos puede estropear una fiesta de tal nivel.
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