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Como experiencia personal, tengo que decir que aunque a priori pienses que va a ser un duro trabajo, quizás no lo sea tanto, porque si tienes un estilo y un gusto definido, sabrás qué vestido es el tuyo simplemente con verlo unos segundos. Tendrás que mirar muchos catálogos, porque hay gran variedad de estilos, de escotes y de colores, como ya sabemos, pero el tuyo está ahí para que lo descubras, al igual que me pasó a mí.
Unos nueve meses antes de la boda es más que suficiente para empezar a mirar. Hay que pensar que entre elegir, probar y los arreglos que necesite, es mejor siempre que el tiempo sobre y no que falte. Selecciona las tiendas de novias que tienes próximas a tu casa, pide cita y tómatelo con calma.

Mi consejo es que tengas las citas separadas porque en cada tienda te darán unos tres modelos para probar y si te pasas el día de aquí para allá, rodeada de vestidos, te complicarás más. Podrás llevarte a una persona que te conozca bien como tu madre o tu mejor amiga. Dos personas, como máximo, serán suficientes.

Una última cosa, nunca digas que no a probarte un vestido, porque a veces, es muy diferente verlo en un escaparate a tenerlo puesto. Te quitarás las dudas y nunca se sabe…quizás ese que desecharías, sea el que te lleve al altar.
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