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Ha llegado el gran día y todo va a salir perfecto y si hay algo que no sale del todo bien, no pasa nada, no podemos ponernos nerviosas y menos este día.
Ese es el primer consejo: intentar llegar a la ceremonia lo más relajada posible. A veces es un tanto difícil, pero lo mejor es no pensar y dejarse llevar. No debemos de estar pendiente de todo, porque si no, no disfrutaremos de nuestro día. Siempre hay algunos pequeños fallos, pero eso forma parte de cualquier día, por eso, siempre se dice que lo que no se planea, sale mejor.
Por muchos nervios que surjan no debes ir en ayunas, siempre debes injerir un buen desayuno, si la boda es por la mañana o una buena comida, si es boda de tarde. No debes de retrasarte mucho para la ceremonia, es un engorro tanto para los invitados como el que ordene la misa. Tampoco debes de olvidarte de un Kit de supervivencia para novias. En él encontraremos maquillaje o alguna aguja para imprevistos.
Creo que como resumen, uno de los grandes consejos es que no te obsesiones con que todo tiene que salir o estar perfecto. Lo único es que disfrutes y vivas este momento porque es tu momento. Si tu gente, tus invitados, te ven pasarlo bien, ellos harán lo mismo.
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