Llevamos mucho tiempo preparando nuestra boda y a veces no es una tarea fácil, ya que son tantas cosas las que tenemos que supervisar que a veces, no paramos en todo el día. Pero llega el gran momento y se nos pasa volando…al día siguiente nos levantamos con la sensación de, ¿y ahora qué?.
Es normal que después de un tiempo atareadas, cuando pasa todo ese trabajo, nos sintamos como vacías, y es lógico, se trata de una nueva etapa de nuestra vida que hay que afrontar como algo único, con ilusión y viviéndola al máximo.
También es cierto que esto puede ir más allá y muchas mujeres sienten la depresión post-boda, ya que durante todo este tiempo habían estado centradas en un proyecto y ahora, queda el empezar otro nuevo, pero con las mismas ilusiones…siempre hay que fijarse metas, hacer actividades que nos entretegan.
Organizar la vida, aprovechando los buenos momentos de pareja y hablando mucho, se va superando poco a poco, esa sensación de frustración. Cada época de la vida tiene sus cosas maravillosas y no podemos dejar escapar ni un segundo porque todos y cada uno de ellos, tienen un valor especial.