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Si te casas en los meses de invierno y quieres lucir una piel bronceada, no debes desesperarte porque se puede conseguir. Está claro que toda novia quiere lucir una piel bonita y con un color perfecto que contraste con el color blanco del vestido de novia, pero eso sí, sin pasarse, ya que ese tono tostado, como si hubiésemos dormido bajo el sol del Caribe, no favorece nada…sino, todo lo contrario.
Por eso, si tienes la suerte de escaparte, en estos meses, a tomar el sol, no abuses de él, al igual que no debes abusar de los rayos UVA. Es mejor ir poco a poco, hacer varias sesiones, pero no seguidas, para que nuestra piel se acostumbre a ellos. Lo mejor y más rápido es acudir a un salón de belleza y allí te recomendarán un bronceador que se aplica con un spray por todo el cuerpo.
Sirve tanto para la cara como para el cuerpo, ya que está hecho, básicamente, de caña de azúcar. Para que este producto se adhiera a la piel y la cubra con ese color deseado, deberás hacerte una exfoliación, por lo menos, un día antes.
Es una técnica estupenda y de todos modos, el día de tu boda, te darán unos brochazos de maquillaje en polvo para resaltar el color…vamos, a mí me lo hicieron y con muy buen resultado en esas zonas que iba a relucir, como la cara o el escote.
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