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Nos remontamos a la antigua Francia, donde en las bodas, los invitados corrían detrás de la novia para quitarle la liga. Nos preguntaremos por qué y es que se decía que ese pequeño complemento atraía la suerte.
Años más tarde se perdió esta costumbre un poco indiscreta y la misma novia solía regalarla. Lo típico es que sea una persona muy allegada, como una gran amiga, quien regale la liga a la futura novia.
Con el paso del tiempo, me he encontrado con todo tipo de tradiciones como el cortarla en trocitos pequeños e ir por las mesas para que los invitados dejen sus monedas por un pedacito de suerte.
Otra versión es que en medio del banquete, y con una música de fondo, sea el novio quien con su desparpajo le vaya quitando este complemento poco a poco. Aunque quizás, pensando en nosotras, lo más bonito sea conservarla y guardarla para siempre. Imaginación al poder.
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