Ya se ha celebrado otra boda real, la última, del último heredero europeo. Parece un juego de palabras pero bien cierto es. Guillermo de Luxemburgo era el príncipe soltero de la dinastía europea, pero este pasada semana, contrajo matrimonio con Stéphanie de Lannoy.
Como siempre dicen que las novias acaparan todas las miradas, vamos hacer un buen uso de esta frase y nos centraremos en el vestido que la hermosa condesa lució en el día más importante de su vida.
Eligió un modelo de Elie Saab, con corte romántico, pero quizás, un poco recargado para lo que nos tienen acostumbradas este tipo de bodas. Con media manga y todo el cuerpo, hasta la falda está cubierto de un precioso encaje chantilly. Además de este tejido, se han usado bordados y 80.000 cristales e hilo de plata.
La cola del vestido medía nada más y nada menos que cuatro metros y medio. Un precioso velo, la acompañaba y su peinado era un recogido bajo con una tiara, la cual tenía unos 260 brillantes engarzados. En resumen, un vestido de corte clásico en su forma, pero con un moderno escote en la espalda.