Este pasado fin de semana hemos tenido otra de esas bodas reales en las que se derrocha mucho glamour y como no, trajes y joyas exclusivos. Hoy nos vamos a centrar en la novia, que para eso es una de las protagonistas principales en un día como éste. Una princesa de cuento de hadas.
Magdalena de Suecia contraía matrimonio con su novio Chris O´Neill y para ello, eligió un vestido de Valentino hecho en organza de seda y con numerosos bordados y encajes.
El escote era de lo más romántico, ya que contaba con el corte palabra de honor que , desde la zona del pecho hacia arriba, estaba cubierto de un fino encaje que terminaba con una manga corta y que por la espalda hacía un gran escote con un ligero pico.
El cuerpo se ceñía para dar paso a una falda con bastante volumen y que también contaba con numerosos bordados. La cola, como era de esperar, era bastante llamativa, nada más y nada menos que cuatro metros.
Su peinado era también muy romántico, con un moño bajo y una tiara que estaba acompañada de flores de azahar. Además, tiene su valor sentimental, puesto que se la regaló su padre a su madre, en su décimo aniversario.
Sus pendientes eran en forma de lágrima con brillantes y para completar el look, llevaba un brazalete similar. En cuanto al ramo de la novia, era un bouquet de rosas blancas.
Aunque como siempre ha habido opiniones para todos los gustos, parece que el encaje es siempre una opción exclusiva para las novias porque realza la belleza, además de dar la elegancia necesaria.