Aunque llevemos mucho tiempo organizando una boda, nadie está a salvo de que ocurran ciertos imprevistos en el día más importante de nuestra vida. Son muchas las historias que circulan por la red, por eso, vamos a hacer mención de unas cuantas.
Uno de los que quizás más hemos oído hablar es del momento en que la novia se va a poner su traje y encuentra una mancha. Claro está que hoy en día es más complicado, ya que lo solemos recoger en la tienda el día anterior, pero las coincidencias ocurren cuando menos lo esperamos.
Tendremos que poner un poco de polvos talco para intentar disimularla de una manera natural. El maquillaje de novia también puede ser otro de los desastres, por eso, aconsejamos hacer varias pruebas antes, así no nos llevaremos sorpresas.
Lo hemos visto en muchas películas y no sería la primera vez que los anillos no aparecen. No hay de qué preocuparse, ya que servirán dos anillos prestados, al igual que las arras…siempre hay una solución para que solo quede en otra anécdota.
En ocasiones también hemos visto como el cura se equivocaba en alguno de los nombres de los contrayentes. Claro está que aquí, todo puede quedar en una sonrisa, pero le pediremos al sacerdote que repita…porque nos casamos una vez en la vida y queremos un recuerdo completo.
Como siempre aconsejamos, para la novia no está de más que tenga unos zapatos de repuesto, mucho más cómodos que los primeros para que aguanten las horas de baile. Aunque no solo para esto, sino porque puede ocurrir que se nos rompa un tacón en el momento menos esperado.
Lleva siempre aguja, hilo y tiritas…el resto ya depende de las casualidades. Lo único que nos queda es disfrutar de un día como éste, sin dejar que nada nos lo pueda estropear.